domingo, 7 de octubre de 2012

Capitulo 6, 2/3


—¿Quién?

—El fotógrafo. José Rodríguez.

Me río, nerviosa pero curiosa. ¿Qué le daría esa impresión?

—No. José es un buen amigo mío, eso es todo. ¿Por qué pensaste que era mi novio?

—La forma en que le sonreíste y él a ti. —Sus ojos mieles sostienen mi mirada. Es tan desconcertante. Quiero mirar hacia otro lado, pero estoy atrapada… hechizada.

—Es más como familia —susurro.

Bieber asiente con la cabeza ligeramente, al parecer satisfecho con mi respuesta y mira hacia su muffin de arándanos. Sus largos dedos retiran con habilidad el papel mientras lo miro fascinada.

—¿Quieres un poco? —me pregunta y esa sonrisa secreta y divertida está de regreso.

—No, gracias. —Frunzo el ceño y miro hacia mis manos de nuevo.

—Y el chico que conocí ayer en la tienda. ¿Es tu novio?

—No. Pablo es sólo un amigo. Te lo dije ayer. —Oh, esto se está poniendo tonto.

—¿Por qué me lo preguntas?

—Pareces nerviosa alrededor de los hombres.

Mi.er.da, eso es personal. Sólo estoy nerviosa a tu alrededor, Bieber.

—Te encuentro intimidante.

Me sonrojo hasta llegar a escarlata, pero mentalmente me doy palmaditas en la espalda por mi franqueza y vuelvo la mirada a mis manos otra vez. Puedo escucharlo inhalar fuertemente.

—Deberías encontrarme intimidante. —Asiente con la cabeza—. Eres muy honesta. Por favor, no bajes la mirada. Me gusta ver tu rostro.
Oh. Pongo la mirada en él y me da una sonrisa alentadora, pero irónica—. Me da una especie de idea de lo que podrías estar pensando. —Respira—. Eres un misterio, señorita Steele.

¿Misteriosa? ¿Yo?

—No hay nada misterioso en mí.

—Creo que eres muy reservada —murmura.

¿Lo soy? Wow... ¿Cómo voy a manejar eso? Esto es desconcertante. ¿Yo, reservada? De ninguna manera.

—Excepto cuando te ruborizas, por supuesto, lo que sucede a menudo. Sólo desearía saber el por qué de tu rubor.

Lanza un pequeño trozo de muffin a su boca y comienza a masticarlo lentamente, sin despegar sus ojos de mí. Y por supuesto, como si fuera el momento justo, me ruborizo.

—¿Siempre haces ese tipo de observaciones personales?

—No me había dado cuenta que lo hacía. ¿Te he ofendido? —Sonaba sorprendido.

—No —contesto sinceramente.

—Bueno.

—Pero eres muy prepotente —contraataco tranquilamente.

Levanta sus cejas y, si no me equivoco, su cara se enrojece ligeramente también.

—Estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi manera, ____(tn) —murmura—. En todas las cosas.

—No lo dudo. ¿Por qué no me pediste que te llamara por tu nombre? —Estoy sorprendida por mi atrevimiento. ¿Por qué esta conversación se ha puesto tan seria?

No va de la manera que en que pensé que iba a ir. No puedo creer que esté sintiendo tanta antipatía hacia él. Es como si estuviera intentando ahuyentarlo.

—Las únicas personas que usan mi nombre son mi familia y unos pocos amigos íntimos. Es así como quiero que sea.

Oh. Él todavía no me ha dicho, llámame Justin. Es un fanático del control, no hay ninguna otra explicación y una parte de mí está pensando que quizás habría sido mejor que Kate lo hubiera entrevistado. Dos fanáticos del control juntos. Un añadido es que ella es casi rubia —bueno, rubia oxigenada—, como todas las mujeres en su oficina. Y es hermosa, me recuerda mi subconsciente. No me gusta la idea de Justin y Kate juntos. Tomo un sorbo de mi té y Bieber come otro pequeño trozo de su muffin.

—¿Eres hija única? —pregunta.

Oh… cambio de tema.

—Sí.

—Háblame sobre tus padres.

¿Por qué quiere saber esto? Esto es tan aburrido.

—Mi madre vive en Georgia con su nuevo marido, Bob. Mi padrastro vive en Montesano.

—¿Y tu padre?

—Mi padre murió cuando yo era un bebé.

—Se podría decir eso.

Frunce el entrecejo.

—No me das mucha información, ¿verdad? —dice secamente, frotando su barbilla como si pensara profundamente.

—Tú tampoco.

—Lo siento —murmura y una fugaz mirada triste cruza su rostro.

—No lo recuerdo.

—¿Y tu madre volvió a casarse?

Resoplo.

—Tú me has interrogado ya una vez y yo trato de hacer algunas preguntas. —Me sonríe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario