domingo, 7 de octubre de 2012

Capitulo 6, 3/3


¡Mi.er.da! Él está recordando la pregunta "homosexual". Una vez más, me mortifico. Durante los próximos años, lo sé, necesitaré terapia intensiva para no sentirme avergonzaba cada vez que recuerde ese momento. Empiezo a balbucear sobre mi madre… cualquier cosa para bloquear ese recuerdo.

—Mi madre es maravillosa. Es una romántica incurable. Actualmente va por su cuarto marido.

Levanta sus cejas sorprendido.

—La echo de menos —continúo—. Ella tiene ahora a Bob. Y sólo espero que él pueda estar pendiente de ella y recoger sus pedacitos cuando sus planes no vayan como estaba previsto. —Sonrío con cariño. No he visto a mi madre desde hace mucho tiempo.

Christian está mirándome fijamente, tomando sorbos de su café de vez en cuando. Realmente no debería mirar su boca. Esos labios… son inquietantes.

—¿Te llevas bien con tu padrastro?

—Por supuesto. Crecí con él. Es el único padre que conozco.

—¿Y cómo es él?

—¿Ray? Es… reservado.

—¿Eso es todo? —pregunta Bieber, sorprendido.

Me encojo de hombros. ¿Qué espera este hombre? ¿La historia de mi vida?

—Reservado como su hijastra —sugiere Bieber.

Me abstengo de poner mis ojos en blanco hacia él.

—Le gusta el fútbol, el fútbol europeo sobre todo, los bolos, pescar y hacer muebles. Es carpintero. Ex carpintero —suspiro.

—¿Viviste con él?

—Sí. Mi madre encontró a su tercer marido cuando yo tenía quince años. Y me quedé con Ray.

Frunce el entrecejo como si no entendiera.

—¿No quisiste ir a vivir con tu madre? —pregunta.

Me ruborizo. Esto realmente no es de su incumbencia.

—Su tercer marido vivía en Texas. Mi casa estaba en Montesano. Y… ya sabes, mi mamá estaba recién casada. —Me detengo.

Mamá nunca habla sobre su tercer marido. ¿Hacia dónde quiere ir Bieber con esto? Esto no es de su incumbencia. Los dos podemos jugar a este juego.

—Háblame sobre tus padres —pregunto.

Él se encoge de hombros.

—Mi padre es abogado, mi madre es pediatra. Ellos viven en Seattle.

¡Ah…! él pertenece a una familia acomodada. Y me pregunto por la próspera pareja que adopta a tres niños, uno de ellos se convierte en un atractivo hombre que asume el control empresarial y lo conquista sin la ayuda de nadie. ¿Qué lo llevó a ser así? Sus padres deben de estar orgullosos.

—¿Qué hacen tus hermanos?

—Elliot trabaja en construcción y mi hermana pequeña está en París, estudiando cocina bajo la supervisión de algún famoso chef francés.

Sus ojos se nublan con irritación. No quiere hablar de su familia o de sí mismo.

—He oído que París es encantador —murmuro. ¿Por qué no quiere hablar sobre su familia? ¿Porque es adoptado?

—Es bonito. ¿Has estado ahí? —pregunta, su irritación desaparece.

—Nunca he salido de Estados Unidos. —Así que ahora regresamos a las trivialidades. ¿Qué está escondiendo?

—¿Te gustaría ir?

—¿A París? —rechino. Esto me desconcierta, ¿quién no querría ir a París?—. Claro —admito—. Pero es Inglaterra lo que realmente me gustaría visitar.

Inclina su cabeza a un lado, recorriendo con su dedo índice su labio inferior… ¡Oh, Dios!

—¿Por qué?

Parpadeo rápidamente. Concéntrate, Steele.

—Está la casa de Shakespeare, Austen, las hermanas Brontë, Thomas Hardy. Me gustaría ver los lugares que inspiraron a esas personas para escribir eso maravillosos libros.

Toda esta charla sobre los clásicos literarios me recuerda que debería estar estudiando. Echo una ojeada a mi reloj.

—Será mejor que me vaya. Tengo que estudiar.

—¿Para tus exámenes?

—Sí. Comienzan el martes.

—¿Dónde está el automóvil de la señorita Kavanagh?

—En el estacionamiento del hotel.

—Te acompaño.

—Gracias por el té, señor Bieber.

Sonríe divertido y percibo una enorme sonrisa secreta.


—Eres bienvenida, ____(tn). Es un placer. Ven —ordena y me tiende su mano.
La tomo, aturdida y lo sigo fuera de la cafetería.

Paseamos de vuelta al hotel y me gustaría decir que el silencio es afable. Él parece tranquilo al menos, seguro de sí mismo. En cuanto a mí, estoy intentando evaluar desesperadamente cómo ha ido nuestro café de la mañana. Me siento como si me hubiera entrevistado para un empleo, pero no estoy segura de que sea eso.

—¿Siempre llevas pantalón? —pregunta inesperadamente.

—Normalmente.

Asiente con la cabeza. Estamos de regreso en la intersección, frente al hotel. Mi mente está dando vueltas. Qué pregunta tan extraña… Y soy consciente de que nuestro tiempo juntos es limitado. Eso es todo. Es así y lo he echado a perder por completo, lo sé. Quizás él tiene a alguien.


—¿Tienes novia? —digo bruscamente. ¡Santo cielo! ¿Acabo de decir eso en voz alta? Sus labios se curvan en una peculiar medio sonrisa y mira hacia abajo, hacia mí.

—No, ____(tn). No tengo novia —dice suavemente.


¡Oh…! ¿Qué significa? ¿No es homosexual? Oh, quizás es… ¡****! Debe de haberme mentido en su entrevista. Y por un momento, creo que va a continuar con alguna explicación, alguna pista sobre esta criptica declaración, pero no lo hace. Tengo que irme. Tengo que intentar reordenar mis pensamientos. Tengo que alejarme de él. Camino hacia adelante y tropiezo, saliendo precipitadamente hacia el camino.


—¡****, ____(tn)! —grita Bieber.

 Me toma de la mano y lo hace con tanta fuerza que caigo contra él, justo cuando un ciclista pasa a toda velocidad yendo en la dirección incorrecta por la calle de sentido único y casi me atropella.

Todo pasa tan rápido, en un minuto estoy cayendo, al próximo estoy en sus brazos y él me está sosteniendo fuertemente contra su pecho. Inhalo su aroma limpio y vital. Él huele a ropa de lino recién lavada y a algún caro gel de baño. ¡Oh Dios, es embriagador! Inhalo profundamente.

—¿Estás bien? —susurra. Tiene un brazo a mí alrededor, estrechándome contra él, mientras los dedos de su otra mano trazan suavemente mi rostro, sondeando suavemente, examinándome. Su pulgar roza mi labio inferior y escucho cómo contiene la respiración. Está mirándome fijamente a los ojos y sostengo su mirada ansiosa, ardiente durante un momento o quizás sea por siempre… pero finalmente, su hermosa boca atrae mi atención.

¡Oh Dios! Y por primera vez en veintiún años, quiero ser besada. Quiero sentir su boca contra la mía.

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